Después de visitar La ciudad encantada, cogimos el coche dirección Cuenca y poco antes de llegar nos encontramos con este extraño lugar, el Ventano del Diablo.
En una curva a unos 35 Kilometros de cuenca, podemos ver otra de las maravillas esculpidas por la naturaleza. Desde la explanada acercándonos a la valla nos encontramos con unas vistas impresionantes, pero lo emocionante es acercarse hasta el Ventano.
Una perforación sobre una roca y a más de 200 metros bajo nosotros serpentea río Jucar de aguas verdeazuladas, limpias y frías formando pozas.
La tradición popular atribuía la existencia de este mirador a una acción del diablo. Desde esta pequeña peña hueca y abovedada como un cráneo, el diablo hacía sesiones de brujería y empujaba al abismo a todo aquel que se asomara por los balcones abiertos al vacío.
La vegetación crece condicionada por la verticalidad y la mayor o menor exposición al sol. Vegetación Eurosiberiana con tilos, avellanedos y acebos, refugio tranquilo en el que vivir gran numero de animales, como la nutria. En las alturas de los inaccesibles cortados anidan diversas especies de rapaces, como el águila real y el buitre leonado que sobrevuelan esta sierra aprovechando las corrientes térmicas. Si tenemos tiempo podemos acercarnos a el pueblo de Villalba de la Sierra que lleva siglos compartiendo historia con el Jucar.
Después de esta corta pero muy agradable parada en el camino, seguimos nuestra ruta, la siguiente parada, podemos decir que la ultima es, Cuenca.
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